Los soldados me pusieron un saco en la cabeza y para no perder la costumbre me dieron unos cuantos golpes dejándome sin aire y sin ganas de ser inquieto.
Me arrastran por algún pasillo desconocido, se oyen voces de protestas, insultos.
¡Callaos perros!
Grita uno de los soldados y las protestas cesan, ¿tienen a más gente aquí encerrada estos hijos de puta? Debe de ser una especie de cárcel…pero… ¿Dónde? ¿En la zona?
Me arrastran unos metros más y escucho como abren una pesada puerta de metal.
Siguen avanzando, se paran en seco y escucho una voz que se me hace familiar.
¿Es el?
Si señor
Excelente llévenlo a la sala, me informaron de que todo esta listo. En marcha.
Señor si señor- responden a la vez los obedientes soldados
Me siguen arrastrando unos minutos más, hasta que paran, hablan con otro soldado, escucho como abren otra puerta de metal y me arrojan dentro de una habitación, caigo de bruces golpeando la cabeza contra el suelo, me quedo allí tirado.
Alguien se acerca y me retira el saco de la cabeza, el joven soldado esta junto a mi en cuclillas, me saca las esposas y se las guarda en un bolsillo de su chaleco, mientras hace esto hecho un vistazo a mi alrededor, es una habitación con paredes de hormigón como mi celda solo que el doble de amplia e iluminada por una mísera luz procedente de una bombilla justo encima mió, el piso de tierra lo recorro con la mirada hasta dar con las botas de el otro soldado que me apunta con su okoban entre ceja y ceja.
Es un veterano se le nota en el rostro, tiene la muerte en los ojos y me deja claro que no le importa agregar una mas a su mirada si hago alguna estupidez.
El joven soldado termina su tarea y se levanta saliendo de la habitación, por su parte el veterano sigue con lo suyo, luego sin dejarme de apuntar saca un cuchillo de su cintura y me lo lanza clavándolo en la tierra a escasos metros de mí estomago.
Posa su rifle en el hombro y solo dice una cosa
“OKOBANG”
Después desaparece por la puerta que se cierra a sus espaldas
Me quedo observando el cuchillo y tratando de adivinar que mierda esperan que hiciera con el, entonces un ruido mecánico a mis espaldas me sobresalta.
Una puerta que no había visto hasta entonces se abre dejando a la vista un pasillo de cuyo final provenían gritos.
La cosa tomaba una oscura claridad, había oído hablar de esto antes…mas bien era una idea, tome el cuchillo de la tierra y sin otra cosa mas que un arma blanca y mis viejos pantalones atravesé la puerta y llegue al final del pasillo.
No era como me lo había imaginado era aun más grande y mejor armado quien había hecho aquello tenia las cosas claras.
Un enorme galpón de paredes altas en cuyo final unas habitaciones con rejas hacían de gradas, estaban llenas de soldados y demás gente que me abucheaba, en el interior del galpón podía distinguir viejos jeeps de guerra destrozados, helicópteros o al menos lo que quedaba de ellos, containeres, muebles, algunos enteros y otros que se caían a pedazos.
Basura vieja y oxidada de lo más variada parecía el vertedero en miniatura.
Los abucheos cesaron cuando una voz procedente de un parlante empezó a decir-
“y ahora damas y caballeros llega lo que todos estábamos esperando, se sabe que se lo deja solo para los finalistas pero ya que este pedazo de carne no llegara lejos de todas formas y gracias a un pedido especial de arriba hoy veremos a el grandioso, el inolvidable, el espectacular, el devorador… ¡FAAAAAAANG!
¿Fang? ¿Acaso estos mierdas tienen una mascota?
El público volvió a bramar y en la otra punta del galpón otra puerta se abrió dejando ver otro pasillo, el publico vuelve a callar expectante, no se veía a nadie, pasa mas o menos un minuto y la puerta se volvió a cerrar.
La gente seguía callada- ¿Qué coño?
El tiempo seguía pasando y allí no había nadie, entonces lo distinguí dos pequeños puntos rojos se sostenían en el aire y la figura del terror se dibujo al otro lado del galpón, allí estuvo todo el tiempo observándome.
Podía ver como respiraba agitadamente, estaba hambriento, desesperado.
Empezó a correr hacia mí lanzando un grito enloquecedor y volvió a desaparecer.
Mi mano apretó fuerte el cuchillo
El público brama.