Hogar
(Libro III)

¿Alguna vez has querido recuperar algo que has perdido ya hace algún tiempo? Miras hacia atrás y te cuestionas ¿Por qué tubo que ser así? Y dándote un auto consuelo te dices a ti mismo: “Por algo debía suceder” o “Le pudo haber ocurrido a cualquiera”, escondes tu decepción en lo mas profundo de tu pecho y guardas tu llanto solamente para ti… por fuera finges una agradable sonrisa pero por dentro estas muriendo en un grito de dolor. Y solamente te dices: “Vamos sonríe… Mañana puede ser peor” y tan solo arrugas la hoja de papel y la dejas caer al suelo, pero tus decisiones yacen entre “Regresar o seguir adelante” es en ese momento cuando mas duele….


Solo recuerdas ese día, el sol brillaba, el cielo estaba despejado como nunca antes lo estuvo. Llegas el bar, atraviesas la entrada y eres victima del silencio y de las miradas acosadoras que todos en el bar hacen cuando entras, después de un incomodo momento todos regresan su mirada a lo que hacen sin embargo por un intervalo largo no se escucha ni una sola palabra en ese lugar, todos guardan silencio, te acercas a la barra y te sientas pones tus brazos y codos sobre la barra y das un vistazo a tu alrededor mientras que el tabernero te sirve un trago en un pequeño vaso de vidrio, sin siquiera preguntarte lo que quieres beber, tu mirada aun vaga sobre las cabezas de quienes se encuentran ahí, distingues algunos que frecuentan el bar, esta casi lleno el lugar, ves en la mesa del fondo a la izquierda, hay un grupo de stalkers mujeres que conversan susurrándose una a la otra, lo que te recuerda la segundaria, tornas tu mirada hacia el otro rincón del bar, ves otra stalker que sujeta un artefacto sobre la mesa, con su Vitar BC a su lado y con la otra mano sostiene un viejo y sucio libro que lee, el cual seguro lo consiguió dentro de algunos de los edificios de pripyat, miras a la mesa continua un tipo raro que te ve de una manera extraña mientras juega con su cuchillo con apariencia árabe. Y otros dos tipos a lado de el con exo-esqueletos, ignoras la mirada de el y sigues a la siguiente mesa y ves uno de los veteranos conocidos en la zona como uno de los mejores francotiradores o comúnmente “El ojo de la muerte” limpiando su rifle de largo alcance el cual es llamado “El dedo de Dios” por sus grandes hazañas en disparos nunca antes logrados. En la mesa continua a esa hay un tipo que no para de reírse, esta solo y ríe, solo hay dos razones en la zona para que una persona sonría así, la primera es que este muy drogado con químicos antirradiación y la otra es que estuvo expuesto por demasiado tiempo a un campo de emisiones psíquicas, seguro es la cantidad de alcohol en su sistema, ya que tiene la mesa llena de botellas vacías de vodka, justo a la mesa que esta cerca de la entrada hay un renegado con su típico abrigo negro limpiando su Beretta, y en el otro extremo de la barra vez a un tipo que se aferra a una botella, con una cicatriz en su rostro que atraviesa la mayor parte del lado izquierdo de su cara y con una extraña marca en su brazo derecho, Dejas de divagar hasta que el Tabernero te dice: “Hoy llego algo para ti” y te da un sobre demasiado limpio para que sea de alguien de la zona, lo tomas rompes con cuidado el extremo. Y tomas la hoja de papel y deslizas tu mirada sobre las líneas de la blanca hoja, una letra fina y que recuerdas muy bien…


Un nudo se te hace en la garganta, y tratas de no caerte en pedazos, contienes mas que todo las lagrimas, las lagrimas, tomas la foto que esta en el sobre y la vez… “Parece un buen hombre” es tu pensamiento, pero no puede ignorar el dolor, y sin saberlo una lágrima escapa y corre por tu mejilla, doblas la carta y tratas de ponerla de nuevo en el sobre junto con la foto de tu familia y el tipo que ocupa tu lugar… sientes un remordimiento y un enojo incontrolable, diriges tu mirada nuevamente al tabernero, comprendes que el ya ha avisto esa mirada vidriosa en los rostros de muchos otros stalkers, en ese entonces el retira el pequeño vaso con licor que siquiera has tocado, y en su lugar pone una botella de Vodka y te dice: “Esto no te ayudara mucho, pero dicen que el alcohol entumece el dolor, aun que tienes otra opción,” justo al lado de la botella un viejo papel arrugado con un nombre y una coordenada, el nombre te es conocido por que es un guía que puede sacarte de la zona en un momento de emergencia, el problema es que es casi imposible localizarlo, pone el papel y agrega: “Con uno de ellos seguirás adelante y tratar de olvidar todo, con el otro regresaras a casa e intentaras recuperar todo… Solo que el primer siempre estará allí cuando cambies de decisión o no te vaya bien… En cambio la otra, es la única oportunidad que tienes para regresar a tu hogar” lo piensas por un momento, pero al instante te pones de pie pones tu mochila en la barra del bar, y solo tomas de ella el rifle de asalto y un puñado de munición, dejando todo lo demás con el tabernero, con un pesar le das las gracias y te despides con media docena de palabras en la boca, palabras que nunca salieron.
Llegas hasta donde se encuentra el guía que te espera con un ZAZ muy viejo y te dice: “¿Estas listo para regresar a casa?”, Giras levemente tu cabeza, mirando hacia atrás tomas un suspiro y regresas la mirada al guía y dices: “Si estoy listo”, ya has tomado una decisión, pero te atormenta que haya sido la equivocada,
Te paras enfrente de la puerta, aun mantienes la carta en tu mano la cual arrugas en tu puño el cual por un momento lo sueltas dejando que la hoja caiga suavemente al suelo y te dices a ti mismo; “Hogar, he regresado… y nunca fue mi intención abandonarte… pero he vuelto”, cruzas la entrada miras a tu alrededor y dices: “Tabernero, Eh vuelto por mi vodka”

Hay veces que debemos sacrificar nuestra propia felicidad, para que otros puedan ser felices, Has notado en el rostro de los demas la felicidad como nunca la has visto antes. Era lo mejor dejarlo atrás…

Hay veces que el hogar se define como el lugar donde te encuentras, no del cual provienes... y en el caso de la zona, todo lo que entra en ella se vuelve parte de la zona y no lo deja ir nunca, pasamos tanto tiempo vagando en este lugar, tan acostumbrado a dormir con los ojos abiertos y a despertar con un tiroteo, tan normal es ver cadáveres en cualquier lugar, y piensa, no podrás volver a la sociedad, infectarías de paranoia a todos a tu alrededor… Y la zona se convierte en un calido pero desolado hogar para los stalkers… y una vez entrando en la zona, es muy difícil escapar de ella…



“Somos Parte de la zona… y la zona es parte de nosotros”