Segundo capítulo


El Vertedero


0738 horas, 31 de Octubre de 2013, El Vertedero, La Zona.

Un hombre con un SEVA y una gabardina roja se acercaba a la entrada de la base de la facción Apokalipsis.

– Oye, mira a ese loco. Una gabardina roja encima de un SEVA, qué imbécil, es un imán para las balas…
– Sí. Me parece que debemos rendirle honor a esa frase.
– No, oye, espera… Creo saber quién es. –el stalker le apuntó con su L85

El sujeto se acercó lentamente alzando los brazos. Al llegar a la entrada le solicitaron a punta de pistola que se quitara el casco.
Puso sus manos sobre las llaves y las abrió, despresurizando el traje y removiendo el casco. Se dejó ver su largo cabello negro, hasta los hombros, y una máscara blanca que resaltaba con su forma de calavera.
El stalker que le apuntaba, bajó su rifle y le tendió la mano, « Que bueno que eres tú. » dijo aliviado. A lo que él solo respondió « Un grupito de novatos me seguía, querrán hacer misiones por dinero. » mientras caminaba por el complejo, entre los vagones, en su corto trayecto hasta la edificación.
El lugar se veía muy similar a como fue en Septiembre de 2011, pero Shinigami no estuvo allí entonces; pero el escenario remodelado le parecía más familiar que el anterior, derruido por el paso de las emisiones. Pero había algo extraño: la mayoría de los habitantes eran Bandidos, controlaban todo. Pero por cada comerciantes o mecánico Bandido, había uno de Apokalipsis.
La tiendas de armas, mecánicos, dos taberneros, el almacén, colchones por doquier. Avanzó hasta el final del recinto donde se encontraba un vagón de tren aislado. Ese sector era vigilado celosamente por guardias. Ellos reconocieron la máscara inmediatamente y le dejaron pasar a ese sector de la edificación. Así entró al vagón diciendo « Buenos días. »

– Ah, hola, tú debes ser el ex-Coronel, de Apokalipsis. Me contaron sobre ti. Me llaman SoYo, soy el líder de esta base de Bandidos. Si buscas a tus compañeros de Apokalipsis, están en el subterráneo, aquí al lado se encuentra el acceso.

Shinigami se despidió, caminó alrededor del vagón y vio un hoyo en el piso, por el que se descendían por una rampa. Una vez abajo, encontró una puerta, la golpeó suavemente y se abrió una rendija. Pocos segundos después, un guardia de Apokalipsis se le abrió la puerta y le indicó que había 3 niveles de subterráneo. El primero era habitacional, el segundo era para oficiales y guardias y el tercero de almacén. Le dio instrucciones al asesino de cómo llegar con el líder de esta base de Apokalipsis. Al entrar vio sobre la pared, clavados, unos papeles que mostraban era la genealogía, por así decirlo, del clan; los nombres y rangos de los líderes y altos mandos, Shinigami figuraba entre ellos.
– El puesto ya está ocupado, –dijo el líder de esa base de Apokalipsis– pero eres bienvenido a mi base cuando quieras, por ser uno de los “fundadores”.
– ¿Podrías decirme quién eres tú?
– Yo soy Yuri Volkov, General Volkov. Cuando Dimitri Romano se fue hacia la Central hace unos meses, me dejaron a mí a cargo. Yo soy un fiel seguidor de Dante, que en paz descanse, y de los españoles que conformaron el clan. Ahora, mi camarada, ¿podrías decirme la razón de tu regreso a la Zona?
– Es muy difícil de explicar, colega, pero básicamente estoy limpiando la Zona. Ya me enteré que los Snorks están en extinción y de los Chupasangre solo quedan los comunes, así como desaparecieron la mayoría de los Perros de Chernobyl. Lo que haré es mantener a raya las criaturas, y también haré otras cosas. Pero cuéntame, por favor, lo que han hecho en la base.
– Tuvimos una disputa con los Bandidos. Ellos tomaron el andén. Pero nos permitieron ocupar los túneles de subterráneo que encontramos aquí abajo. Ellos han reforzado todas las vigas y la estructura en sí del andén, solamente la fachada necesita trabajo y… –de pronto se escuchó el sonido de un taladro– nosotros, aquí abajo, estamos expandiendo “nuestra” base. Ya estamos agregando más pilares en las habitaciones nuevas y usamos la piedra para hacer ladrillos y la roca para hacer concreto. El complejo tendrá una profundidad de tres pisos, los cuales ya están construidos ocupando los túneles que encontramos aquí que… no llevan a ningún lado, están obstruídos, y uno de ellos pasa por debajo del Valle Oscuro, y termina cerca de Chernobyl.
– Robaron concreto y acero del Valle Oscuro.
– Si lo quieres poner desde esa perspectiva, sí. Es más, conseguimos extraer columnas y paredes y las pusimos aquí con mucho concreto. Solo hace falta decoración, pero Sidorovich aún no consigue baldosas para el suelo, pinturas para las paredes y cables para el sistema eléctrico. Obtenemos energía de generadores y algunos molinos de viento instalados en el techo del andén; varios de ellos apuntando hacia la Central Nuclear para aprovechar las emisiones.
– Es un proyecto muy grande, les deseo éxitos.
– Gracias, camarada. Nos vimos en apuros por la superpoblación de la base. Como sabes, se desbandaron todos los prostíbulos ocultos en la Zona gracias a Hela. Las mujeres trajeron a sus hijos.
– Ah, entiendo…
– Como ves, hemos conseguido a muchos expertos y tenemos unos pocos vehículos a nuestra disposición, hicimos un garaje en lo que solía ser el mercadillo de los Solitarios, esas ruinas al Noreste, pusimos una entrada para vehículos que hemos robado del ejército cuando no miraban y los mecánicos repararon todos los vehículos varados en el Vertedero.
– Me parece muy bien. Veré si compro algo y luego me iré.
– Espera, camarada, ¿A dónde vas? –Shinigami apoyó la mano sobre el borde de la puerta y volteó su cabeza sobre ese hombro para responder antes de marcharse
– Voy… al Norte.