Son 12, voy a subir la mitad hoy, la otra mitad mañana.


Improvisando


0951 horas, 31 de Octubre de 2013, Rostok, La Zona.

Ahí estaba él. Parado en el techo de una torre de agua en la base de Hela en Rostok. Con su mirada fría penetraba todo lo que miraba para ver su esencia, una mirada asesina que dejaba al desnudo cualquier cosa. ¿Qué estaría haciendo tan alto, tan lejos del suelo? El suelo estaba bañado en cadáveres. Chernobyl se llama así porque abunda una especie de pasto de color negro; pero ahora deberían cambiarle el nombre a la ciudad porque el pasto ahora era rojo. Había sido teñido con la sangre de miles de personas y mutantes. Todo el suelo de Rostok y los alrededores. Los pedazos de cuerpos que quedaban eran de zombis, y aún se movían independientemente de la falta de un cuerpo. Brazos, torsos, piernas, eran pocos los cuerpos enteros de zombis, pero toda esa carne movida por la nigromancia estaba intentando escapar de la sangre. Más bien, no escapar de ella, sino agregar más sangre a esa laguna roja sobre el suelo. Intentaban escalar la torre de agua para llegar hasta el Shinigami, quien tenía dos rifles de asalto, uno en cada mano. Su máscara estaba fragmentada en dos grandes partes, una mitad inferior izquierda y otra superior derecha, la mitad superior estaba tirada sobre el techo de un edificio cercano, la otra aún se sujetaba con un par de vendajes a la cabeza del asesino. Sus ojos eran completamente negros, tanto los globos oculares como las irises. Él movía sus labios y la parte inferior de la máscara. Cada vez que habría la boca se mostraban cuatro filas de dientes: las dos de la boca y las dos de la máscara. Estaba susurrando unas palabras. « La Zona no es el Infierno… es la puerta de entrada a éste. »

Se levanto de su cama tomando una gigantesca bocanada de aire, pues se afixiaba. Fue una pesadilla.
Los presentes en la habitación se sobresaltaron. Rápidamente el asesino inspeccionó su rostro y notó que su máscara estaba puesta y además intacta.

– Mierda, tío. ¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? –le preguntó un hombre sentado al lado de su cama
– ¿D-d-do-dónde… dónde estoy?
– En el hospital de Hela.
– Mierda… Rostok.
– ¿Qué tiene de malo? Bueno, las mujeres nos vigilan todo el tiempo, pero es porque nosotros necesitamos sexo para vivir, entonces las muñequitas no se quieren descui…
– Irina.
– ¿Qué?
– ¿Dónde está Irina? Se suponía que yo la estaba protegiendo durante el ataque de pseudoperros. Y estábamos del lado de Deber.
– Ah, ella está bien. Debe estar atendiendo a Nika. Me dijo que tú eras… Shi…
– Shinigami. El asesino.
– El español que vive en Japón, sí, que sería difícil decir tu nacionalidad, por eso te dicen el asesino. Mira, tío, mi nombre es Aleksander. ¿Puedes deletrearlo? A-L-E-K…
– Cállate.
– Oh, la señorita no está de humor. …bueno, tomando en cuenta que otra vez, la misma guardia que hace unos meses te disparó un dardo tranquilizante, lo ha vuelto a hacer…
– ¿La misma guardia? Cuatro meses y sigue siendo novata.
– Te pondré al tanto. Nika está algo enferma por todo el trabajo que tiene, es mucha presión: cuidar a todos los heridos, y… no sabe si se queda o se va de la Zona, y Vlad está histérico, por eso él se escapó a Pripyat con algunos de los muchachos para conseguir pasta y despejar la mente al mismo tiempo. Y aquí en Hela, las mujeres copiaron a Apokalipsis y están construyendo más “viviendas”.
– ¿Qué hay de la sangre?
– Ah, eso. Bueno, en la emisión de Junio, creo, cuando te fuiste… Bueno, la emisión fue más de luz que de radiación, era más luminosa que Las Vegas. Lo raro es que nada cambió. Los sectores con radiación siguen en sus mismos lugares; creímos que las anomalías cambiarían de lugar y las propiedades de los artefactos se invertirían, pero no fue así. Extraño. Y aparecieron millones de pseudoperros de la nada. Es como si por meses se hubieran escondido en el Bosque Rojo para fabricar bebés. Los perros ciegos también. Los Snorks son menos, y de los chupasangres solo quedan los normales. Los jabalíes y carnes están disminuyendo y, no te lo vas a creer, comienzan a aparecer animales normales. Perros, gatos, lobos, cuervos, ciervos, y varias mascotas y animales salvajes que no han mutado. Y un par que son… bueno, “mutantes”, como pájaron con picos deformes por la contaminación y cosas raras, animales deformes, pero no mutantes-mutantes. La navidad llegó antes este año.
– Oye, Alek. Creí que estabas triste por la desaparición de mutantes. –dijo una voz desde el fondo de la habitación
– Ah, Minkia. Ahora que me lo pensé bien, no. Podré matar a Bambi ahora, jejeje.
– Tampoco ilusiones al tipo. –entonces la puerta se abrió de una patada, un stalker ingresó repartiendo pan, agua, salchichas dietéticas y vodka– Tagu, tardaste –le dijo Minkia
– ¿Acaso encontraste a una chica que se interesara por las miniaturas que vienen desde Japón? –se burló Alek
– Solo los chinos son pobres en proporción. –se defendió el nipón– Genial, el pseudojaponés se despertó.
– Ese es Tagu, el Dragón. –explicó Alek– sabe artes marciales, eso creo.
– ¿Por qué estoy en cama? –preguntó el Shinigami
– Te fracturaste una costilla y tienes desgarrado el músculo del tobillo. –aclaró Minkia
– Ya no. –dijo Shinigami saltando de la cama y poniéndose su SEVA y su gabardina roja

El asesino mostró que conservaba los artefactos que obtuvo en su primer visita a la Zona.

Las guardias no les permitieron ver a Nika, se encontraba con fiebre y un alto nivel de estrés. Irina estaba ayudando a las enfermeras, por lo cual el grupo debería recurrir al Shinigami como elemento de espionaje.

– Mira, novato… –le dijo Alek al asesino– Nos pagarán mucho dinero si bajamos al Laboratorio X18 y traemos un traje de Monolith para los Científicos en Yantar. Actualmente, tenemos el traje en nuestro poder, pero el camino a Yantar fue tomado por los “mercenarios malos”. Irina estaba con Sidorovich consiguiendo una medicina para la pelirroja, entonces estábamos esperando a que luego nos ayudara a volver al lago, pero ya vimos que está ocupada reemplazando a Nika como enfermera. Así que te usaremos a ti. Se supone que eres bueno en este tipo de cosas. Como paga, te podrás llevar cualquier cosa que encuentres en los cadáveres o tirada por el suelo, nosotros ya vamos muy cargados; así que tú juntas basura y la vendes.
– ¿Muchos han muerto en Yantar? –preguntó Shinigami
– No tienes idea.
– En marcha.


Sin embargo, el grupo ignoraba que una figura encapuchada los seguía de lejos, vigilándolos con binoculares.