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TEMA: RdS - 07 - Destino Pripyat, Parte II
RdS - 07 - Destino Pripyat, Parte II 26 Nov 2010 10:41 #2112
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Destino Pripyat, Parte II
1300 horas, 31 de Octubre de 2013, Bosque Rojo, La Zona. Sangre. Las hojas del bosque que yacían en el suelo estaban cubiertas por sangre. Un numeroso grupo de zombis avanzaba desde el Oeste. Doce pelotones de la facción Monolito esperaban en la salida Norte del Bosque. Los árboles, más altos que nunca habían crecido hasta alcanzar más de cinco metros en altura. Proyectaban una densa sombra, con pequeñas coladeras de luz que solamente servían para alimentar a inútiles arbustos que entorpecían la visión. Ezequiel corría sin mirar atrás, apoyaba su sub-fusil sobre su hombro opuesto y lanzaba ráfagas estremecedoras que aletargaban aún más a los cuerpos andantes. Vladimir maldecía a medio mundo mientras cargaba un RPG-7 que se había encontrado. Hoffman, mantenía su marcha rápida, con la cabeza fija mirando hacia delante, mientras sus brazos cruzados sostenían pistolas que escupían balas, dañando a los pseudoperros y a los mismos árboles. Zombi corría de espaldas, miraba hacia el Sur, con un rifle bien sujeto propinaba disparos certeros para detener a las hordas de muertos vivientes que buscaban detener al grupo que se adentraba cada vez más hacia el centro de la Zona. Oleg había hecho una locura: puso dos tipos de miras distintas en el mismo rifle, eliminando una sola lente logró que ambas miras tuvieran más del doble de aumento que tendrían por separado; pero ahora eso no serviría, solamente la cadencia del arma hacía que valiera la pena, espantando a los monstruos que anhelaban detenerlos. Ya estaban comenzando a aparecer cadáveres de la facción Monolito en su cuenta de víctimas. Shinigami sostenía un artefacto Brújula en una mano y su PDA en la otra con un mapa del bosque, corriendo estrepitosamente entre los árboles, moviéndose de manera casi errática, hacia un lado, y amagando hacia el otro tan rápido que casi parecía perder el control y caerse; su gabardina roja ondeaba en la oscuridad del Bosque Rojo, mientras era seguido de cerca por Hoffman y Ezequiel y, detrás de ellos, el resto. Shinigami estaba tan concentrado en el mapa y la Brújula corriendo que no se daba cuenta de que los monstruos a su alrededor eran zombis; él seguía corriendo y saltando, tratando de ir al Norte, jalando al grupo fuera del sendero para salvarlos de caer en todas las anomalías invisibles al ojo humano, capaces de despedazarlos en un parpadeo. Entonces, la luz. Salieron del bosque llegando a una carretera, como si no crecieran árboles del otro lado. Los mutantes no se atrevieron a seguirlos, pues el fuerte nivel de iluminación destruiría sus malditos ojos ya adaptados a la eterna oscuridad del condenado bosque mortal. Pero la paz fue interrumpida. Disparos de rifles francotirador obligaron al grupo a esconderse tras vehículos volcados. Vladimir ya se había hartado y solamente maldecía en ruso, diciendo palabras groseras, varias de ellas desconocidas por sus compañeros. Tomó el RPG-7 y lo hizo vomitar su carga sobre los incautos adoradores del Monolito. Partes de cuerpos volaron por los aires. « ¡Tomen lo que sea necesario, y municiones, muchas municiones y vendas, que no tenemos un puto médico, joder! ¡¡Necesito una puta mujer, que se vayan a la mierda todos los malditos habitantes de este Infierno!! » gritaba mientras recargaba el arma. Y disparó de nuevo, para asegurarse de haber matado a todos los enemigos cercanos. – Escúchenme bien, niñas. –decía el violento ruso gigante– Vamos a ver al maldito comerciante en Pripyat, venderemos la mierda inútil, e iremos a escoltar a la Madame L’Morte hasta su fiesta de té. Pripyat. Aunque nadie lo crea, aún hay gente habitando esas tierras. Gente que hizo caso omiso de las advertencias de las autoridades. Gente que no querían que saquearan sus pertenencias, o gente que simplemente tiene mucho apego a sus tierras. El lugar estaba plagado de anomalías, pero había algo nuevo. Una nueva súper anomalía gigantesca. Era la fusión entre las anomalías Electro, Quemador, Remolino y Vortex; fue bautizada como Terminador. Si se acercaban con algo metálico a menos de veinte metros del centro, eran arrastrados hacia la anomalía por una fuerza titánica, que los elevaba por los aires y los desmembraba, y todo lo que lograba salir volando por la fuerza del giro, era envuelto en llamas que podían consumir un brazo entero en menos de quince minutos, reduciéndolo a cenizas. Un payaso de Monolito cayó en la anomalía; el grupo solo se concedió observar cómo el pobre infeliz sufría una muerte indigna. La poca gente que quedaba, cerraba sus ventanas al paso del grupo, como queriendo evitar ser descubiertos. Los seis stalkers podían entenderlo, ese lugar era atroz. Entraron en la casa del comerciante. Vlad lanzó su mochila, tomó una revista con una mujer en la portada y se encaminó al baño. Los demás no querían hablar al respecto porque sabían lo que la ansiedad violenta de Vlad podía hacer cuando él se sentía castro, ya lo vieron manipulando el RPG-7. Cuando finalizaron las negociaciones, el grupo se apresuró fuera de la casa, al mismo tiempo que Vlad terminaba. Dieron un paseo alrededor del estadio, pues dentro de este había otra anomalía Terminador aún más grande que la que estaba en la entrada de la ciudad. Shinigami se quitó por voluntad propia su gabardina roja, reluciente y malgastada, y la guardó en su mochila, para quedar camuflado, igual que sus compañeros. Ahora debían regresar al Sureste para ingresar a la Central. El Centro de la Zona. El grupo apenas llegó vivo al puente que conectaba la Planta con el resto de la Zona. A su paso, había quedado un río de cadáveres de Monolito, armas, casquillos de municiones, sangre y artefactos. Los seis stalkers se habían hecho con el control de dos artefacto Burbuja cada uno, ayudando en la eliminación de radiación de su cuerpo, así como otras hierbas interesantes. Shinigami estaba de pie. Oleg, con un destornillador Phillips entre manos, terminaba de ajustar un exoesqueleto sobre el traje SEVA que el Shinigami aún tenía puesto. « Si no te gusta, te lo quito cuando pasemos de vuelta por el Bosque Rojo. » expresó el experto. – Necesitarás llevar cuantos botiquines, vendas y municiones encuentres. – le dijo Oleg al asesino – Repíntame por qué estamos aquí. –dudó Zombi – Para que el señor “yo soy la Muerte” haga lo que tenga que hacer con las almas. Cualquier cosa con tal de mostrar que somos más fuertes que ellos, demostrar que somos hombres. –Vlad tenía una botella de vodka cosaco con excusa de eliminar la radiación de su cuerpo – A todo esto… –agregó el Shinigami– Acabo de llamar a Apokalipsis. Nos vendrán a buscar en una hora. Tenemos que hacerlo en menos tiempo que eso porque… Habrá una Emisión cuando yo pise el suelo más allá del Bosque Rojo. – ¿De dónde has sacado esa idea? –exclamó Hoffman – Me lo dijo –Shinigami volteó– La Pitonisa. |
Última Edición: 26 Nov 2010 11:05 por SaigoTenshi.
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