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TEMA: RdS - 08 - De Fantasmas y Genios

RdS - 08 - De Fantasmas y Genios 26 Nov 2010 11:11 #2113

  • SaigoTenshi
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De Fantasmas y Genios


1423 horas, 31 de Octubre de 2013, Planta de Energía Nuclear de Chernobyl, el Centro de la Zona.

– Escúchenme… –Vlad tomó la palabra– Esto sería una misión suicida si no lleváramos todo el equipo que tenemos… Es la primera vez que diré un discurso como este, mis superiores jamás lo hicieron por mí antes de entrar en batalla… El enemigo es numeroso, pero estúpido. Nosotros debemos entrar ahí para que sea lo que sea que se coma las almas, deje de hacerlo, eso hará más débil a la Zona y, por ende, nosotros seremos más fuertes. Si salimos de ahí, seremos los héroes que se burlaron de Conciencia-C y vivieron para contarlo. Ya todos ustedes están enterados de qué sucede dentro de ese Sarcófago. Así que tomen sus armas… y síganme…

El grupo entró a hurtadillas. Notaron que solamente en la Central Nuclear el césped seguía siendo de un color marrón grisáceo, con una falta notable del color verde, el cual abunda en el Cordón.
Se deslizaron por una puerta metálica tumbada del Sarcófago y bajaron por una escalera. El inexplorado camino laberíntico era peor por la existencia de soldados de Monolito disparando sin tregua. Ezequiel, quien se encontraba cubierto desde todos los ángulos por sus compañeros que formaban un muro de espaldas ante él, estaba comenzando a trazar en su PDA la ruta que iban tomando, para saber cómo regresar. Estaban creando el primer mapa en existencia de la Central Nuclear Post-Cataclismo.
Vieron un pasillo que llevaba a una cámara. Enormes cantidades de arena, plomo, tierra y metales formaban una montaña para alcanzar una frágil escalera en una pared de metal. Zombi sabía lo que era, porque entre sus desordenados recuerdos se encontraba una estructura similar. « Chicos… esa escalera es distinta a las que vimos antes… y esos cables… Estas son las ruinas del Reactor Nuclear número 4. » explicaba Logan, mientras tomaba por los hombros a Oleg y Hoffman y los hacia retroceder: ese lugar es el más radiactivo en toda la Zona y sería mortal entrar ahí. Vlad, ansioso por causar problemas, quiso aventurarse, pero sus amigos se lo impidieron, estaba vez, desgraciadamente, Shinigami debía liderar al grupo, cosa que el Animal tomó como una señal de falta de respeto y se rehusó a disparar una sola bala hasta que fueran a esa habitación.
Efectivamente, los de la facción Monolito seguían atacando al grupo, pero cada vez en menor cantidad. El grupo no subió hacia el Genio, siguió de largo y vio un pasillo muy pequeño con una escalera. Era normal, diferente a la del reactor. El grupo subió por ahí. No había nadie de Monolito en ese piso. El contador Geiger se volvía loco cuando alguien se acercaba a las paredes de ese corredor. Tras alguna de esas paredes se encontraba el reactor nuclear roto y, quizás, el Genio. Los stalkers continuaron su marcha hasta una habitación con una especie de podio. Que emitía un holograma verde.
Las luces se apagaron. Shinigami yacía sumido en amarga oscuridad. Podía escuchar voces, cientos, miles, llorando, pidiendo ayuda, todos hablando a la vez, ensordeciéndolo, enloqueciéndolo. Gritó. Todos encendieron sus dispositivos de visión nocturna y sus linternas. Por la expresión de nerviosismo del asesino, sabían que estaban cerca del lugar donde estaban encerradas las almas; Shinigami intentaba llevar su mano derecha a sus labios para mantener la boca cerrada, pero el casco del SEVA estaba en el medio. Observaban cómo el puño hacía frenética presión contra el cristal, pero sin lograr romperlo.
De repente, las luces volvieron. Un hombre con una bata de laboratorio estaba en la otra punta de la habitación. Todos prepararon sus armas, pero el asesino saltó y tomó la bata del hombre utilizando toda la fuerza de su brazo izquierdo, alzándolo, mientras se quitaba el casco con la otra mano. Su máscara estaba caída en el suelo, pero sus camaradas estaban lejos, y él les daba la espalda; no podían apreciar su misterioso rostro, desconocido para todos ellos.

– No me vengas con ningún cuento, humano. Sé lo que hacen aquí, que a pesar de su error intentan evitar la expansión de la Zona, así como evitar ser descubiertos. Pero te tengo una mala noticia. Sea lo que sea que ustedes usan para lavar el cerebro de la gente y crear STALKERs, está consumiendo almas. Tal vez ustedes, los mortales, no crean en fantasmas, pero cuando ustedes, científicos de pacotilla, les fríen el cerebro a la gente, les quitan el alma también. –zarandeaba al pobre hombre
– Bueno, discúlpanos, pero, por favor, no me mates. Te ayudaré en lo que me pidas, pero, por favor, te suplico, no nos detengas, intentamos solucionar esto.
– No solo eso… todos los que han muerto… he visto cómo sus almas eran arrastradas hasta aquí. ¿Crees que es lindo ver cómo un alma es estira y es succionada, pidiendo ayuda, arañando el suelo pero sin poder tocarlo, sin posibilidad de ofrecer resistencia? Eso es peor que las torturas que propino para obtener información. Necesito saber a dónde van a parar las mentes vaciadas.
– Hay… una cámara… –pero el científico se dirigió al grupo– Oigan, ustedes. ¿Podrían pedirle a su amigo que me suelte? Con gusto responderé a todas sus preguntas.

El asesino desistió. Sin embargo, se puso de nuevo su máscara, guardó el casco de su traje y apoyó el cañón de su Vintorez en el cuello del científico.
Fueron llevados a una cámara. Una especie de bañeras hechas de vidrio y selladas por todos los lados, contenían cuerpos humanos en una solución de color verdosa. El científico les explicó angustiado los secretos que no debía revelar a las personas comunes. Los verdaderos STALKERs, los que tienen el acrónimo tatuado en su cuerpo, son creación de Conciencia-C, y nadie sin la marca puede ser considerado uno, pues estos son soldados programados para cumplir órdenes sin cuestionar a nada ni a nadie.
Logan, Zombi. Él… enloqueció. Fragmentos de memoria regresaban a él al ver a esos “prisioneros”. Tomó una escopeta con pocas balas que juntó del suelo en Pripyat y quiso abalanzarse sobre las cápsulas que contenían a los hombres cautivos en la solución verdosa. Oleg, Hoffman y Ezequiel lo sujetaron para que no lo hiciera.

– ¡Tengo que liberarlos! ¡No puedo permitir que experimenten con más gente inocente! ¡¡Déjenme, déjenme!! ¡¡Debo ayudarles!! ¿¡Qué no me escuchan!? ¡Tengo que liberarlos!
– Debo agregar. –dijo el representante de la Conciencia-C– Que las personas aquí “encerradas” están en esas cápsulas por voluntad propia. Sus mentes hacen a la Conciencia-C y la prioridad máxima en este momento es usar sus capacidades para frenar el movimiento de la Zona. Pero parece que cada emisión hace crecer más a la Zona y no entendemos por qué. Quizás las almas de las que habla su extraño camarada tengan algo que ver, pero sinceramente me inquieta que él ya supiera lo que le iba a decir. A los pocos hombres que llegan hasta aquí les ofrecemos la posibilidad de unirse a nosotros, no como zombis, no como miembros de Monolito, sino como miembros de la Conciencia-C.

Shinigami expresó que ni él ni sus acompañantes debían volverse verdaderos STALKERs, pues perderían lo que los hace únicos. Pero la Conciencia-C no era la que atrapaba a las almas.
Comenzaron a volver hacia atrás, llevándose al científico que estaba con ellos como rehén. Vlad los obligó a ir a la habitación del reactor en ruinas. El Genio, estaba allí, y los estaba llamando. El científico dijo que eso servía para conseguir a sus soldados personales, no les convenía pedir ningún deseo porque, de sobrevivir, sus mentes quedarían huecas y serían nuevos reclutas de Monolito.
Logan, enojado por sus recuerdos fragmentados aún frescos, tomó una barra de metal y la impactó contra el Genio. Pero la barra rebotó al tocar el Monolito, sin hacerle ningún daño. En cambio, el asesino se veía estresado. Las voces de los muertos que solo él escuchaba, provenían del Genio. « Plan B. » dijo quitándose los guantes. Tocó el monolito. « Contiene Chernobylita, por eso es radiactivo » Las garras doradas aparecieron en sus manos y las hundió en el cristal brillante. Un círculo rojo se dibujó en el suelo alrededor del Genio. Shinigami separó sus brazos, como si estuviera arrancando algo, pero el Monolito seguía intacto, y el círculo rojo había desaparecido.
Voces. Los demás comenzaron a oír voces de personas provenientes de todas partes del a habitación, no solo del Monolito: las almas estaban encerradas en el concreto, la arena, el barro, el uranio, en todos lados. Las miles de almas atrapadas Monolito al fin estaban viajando al mundo de los muertos, donde debían estar; las voces pronto se acallaron, pues ya había menos espíritus encerrados que antes.

– No puedo destruir al Genio, pero puedo hacer que algunas de las almas atrapadas aquí vayan a donde deben ir, aunque no puedo hacer que todos se vayan, el Monolito los retiene. Nos quedan trece minutos antes de que helicóptero llegue a buscarnos. Esto solucionará los problemas con las almas.
– Entonces tengo una nueva idea. –dijo el científico– Sería mejor si evitaran que la gente entrara y saliera de la Zona. Si pudiéramos convencer a los habitantes de que no debemos dañar más a este frágil ecosistema, tal vez pueda recuperarse por sí solo sin necesidad de que creemos monstruos para alejar a las personas.
– Deber y los Militares ya hacen eso. –dijo Vlad– Hispano, sácanos de aquí.
– Sí, “señor”. –respondió Ezequiel tomando su PDA

Pero el Shinigami se puso sus guantes y su gabardina, las largas garras doradas se aparecieron en sus manos de nuevo. Lanzando un zarpazo con cada mano, logró rozar la cabeza de sus cinco compañeros, dejándolos inconscientes.

– Escúchame, humano… –dirigiéndose al científico– Yo soy la Muerte. Y quiero que este enfermizo lugar deje de atrapar las almas, eso ocasiona aún más problemas… Quiero que me prometas que dejarán de crear mutantes para matar a los que se creen STALKERs y en lugar de eso, usen su tecnología para evitar que la gente entre en la Zona. En el momento en que yo me vaya, quiero que alcen las barrares de psicoemisiones, pero solamente alrededor de la Central. Si no hacen lo que les pido, y activan otras barreras, yo mismo me encargaré del asunto… –los ojos del Shinigami se volvieron negros como el carbón, y sus iris café se tornaron doradas emitiendo una débil luz del mismo color– Si quieres vivir, prométeme que su organización no matará a más gente, solo protegerán la Central y no las tierras más allá de Pripyat.
– Lo… lo prometo.
– Ahora vete… puedo escuchar a tus soldados de Monolito regresando a los pasillos.

Mientras el científico huía, el asesino colocaba los cuerpos de sus compañeros en las posiciones en que se encontraban antes de enfilarse hacia la habitación secreta de Conciencia-C. Juntó todos los artefactos que encontró cerca: Abalorios de Madre, Cristal, Kolobok, Alma, entre otros, y los escondió en las mochilas de sus cinco cómplices. Tomó la PDA del argentino y borró la mayor parte del mapa, dejando el recorrido desde la entrada hasta el Genio. Impuso sus manos sobre la cabeza de cada uno y borraba sus recuerdos acerca de la organización que se oculta en la Central, el secreto del Monolito, y lo que pasó desde que Logan se dio cuenta de que estaban cerca del genio hasta el momento en que quedaron inconscientes. Hizo lo mismo con cada uno de sus amigos allí dormidos, protegiendo los secretos del Genio y del mundo de los muertos, y, sobre todo, del mismo Shinigami; así todos los stalkers que conocen su nombre, seguirán creyendo que aún es humano.
Los sacudió y comenzó a despertarlos, conforme sus manos y sus ojos volvían a la normalidad.

– Mierda, imbéciles. Se quedaron inconscientes durante el ataque de un Controlador.
– ¿De… qué estás hablando? –indagó Vlad– Oye… ese es…
– Las escaleras… –profirió Zombi– Ese es el Reactor que había estallado, el Genio podría estar cerca.
– No hay tiempo para eso. –formuló el asesino– Casi no tenemos munición y hay más de esos cochinos de Monolito aquí acercándose.
– ¿Y por qué estamos aquí? –Hoffman se notaba algo tenso
– La Zona reclama las almas de las personas que mueren en ella. –explicó el Shinigami ayudándolos a alzarse– Pero ya descubrí el por qué y me encargué de ello. Las propiedades del suelo alrededor del Genio… devoran almas… pero lo pude invertir arrojando un par de artefactos y ese tipo de cosas.
– ¿Le pediste un deseo de cumpleaños? –se burló Ezequiel
– No, esa mierda es muy peligrosa. Además, ya todos saben que el Genio te mata cuando le pides un deseo. Vamos, andando, el helicóptero se acerca y ustedes llevan como una hora estando inconscientes.

Salieron corriendo de manera despavorida por el camino de entrada, por lo menos lo más rápido que se puede con un equipo similar a un exoesqueleto. Ya no tenían municiones.
Apenas subieron al helicóptero, los zombis, los mutantes y los soldados de Monolito que aún quedaban vivos iniciaron su ataque contra los seis héroes. Tras un viaje con dos Brújulas, la del Shinigami y la del piloto, viajaban de un lado al otro, esquivando anomalías aéreas para poder regresar a su base.
El helicóptero aterrizó en el destartalado patio de la base de Bandidos en el Vertedero, acaba de ser limpiado solamente por la adquisición del nuevo vehículo volador. La tierra se sacudió, y todos los humanos corriendo a ponerse a salvo. Una emisión, la última emisión mucho tiempo, tendría lugar. Los mutantes eran movidos por una fuerza extraña hacia el centro de la Zona, como si algo los llamara. Todos aquellos programados para matar a cualquier cosa que vieran, se encontraban en las cercanías de la Central. Entonces, ocurrió. La emisión mató a muchos de esos mutantes, pero los sobrevivientes fueron reprogramados para no permitir a nada ni a nadie entrar en la Zona sin el consentimiento de la Conciencia-C. Pero la radiación tardaría miles de años en irse.
Una nueva tanda de soldados de la facción Monolito estaba saliendo. Su único objetivo: todos los que se acercaran a menos de 5 Kilómetros de su Dios, el Monolito, debían ser eliminados, pero no dañarían a ningún otro ser vivo que no les hiciera daño a ellos.
Un camión de la muerte salió tras los nuevos soldados. Pero en el Cordón, los límites de la Zona, un convoy de dos camiones ingresaba con el permiso de los militares. Había hombres amordazados dentro. En el costado del camión había una insignia: Conciencia-C. “Ellos” prometieron no hacer daño a los que creen ser STALKERs, pero conseguirán sus soldados traídos desde el exterior.

Eran ya las seis de la tarde. Vladimir, Hoffman, Ezequiel, Logan y Oleg se adueñaron de una hoguera. Minkia, quien había llegado hace un par de horas se sumó a ellos. En la hoguera vecina, Alek estaba coqueteando con tres mujeres a la vez; pero Vlad se había quedado dormido, incapaz de proclamar su hombría. Alek jamás se la había pasado tan bien.
Todos parecían contentos. Shinigami ya había cumplido su misión principal, pero aún había rincones en los que debía escabullirse para limpiar almas. Ya tenía la excusa perfecta para no revelar sus intenciones ni su objetivo: « Tenemos que ir a explorar la Zona, muchas sorpresas aún nos están esperando ».
El grupo tenía una historia para contar: se burlaron de Monolito colándose tras sus filas causando estragos, solamente con el fin de demostrar que eran los más fuertes en ese lugar.



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