Burlando a la Muerte


2013 horas, 31 de Octubre de 2013, la Zona.

Un miembro de Deber portando su Protección Universal PSZ-9Md se encontraba en medio del Valle Oscuro, debajo del puente sobre el lago. Un hombre bien afeitado, con una mirada indiferente se acercó a éste. El miembro de Deber le entregó una fotografía: Un stalker de rojo, atacando desde la distancia a un grupo de stalkers con trajes un poco excéntricos.

– Se hace llamar “Shinigami” y es un asesino muy peligroso. Te pagaré 10.000 Rublos si acabas con él y me lo traes, quiero ver el rostro detrás de su máscara de calavera.
– Disculpe, pero… ¿Por qué usted me da la misión en privado, sin el consentimiento de su líder, en un lugar peligroso, en vez de estar en su base del otro lado del Vertedero?
– Señor Sykes. Este hombre se ha aparecido de repente el día de hoy y ha matado a muchos stalkers. Ya había estado aquí hace unos meses matando a bandidos y stalkes por igual, así como destroza a los mutantes. No tiene ningún aliado, pues mata a todo el que se le acerque, he perdido a mi pelotón camino al Cordón esta mañana, por eso le suplico que se encargue de este hombre.
– ¿Pero por qué no pidió refuerzos a su base?
– ¿Cree que no lo he intentado? Esos soldados están más preocupados en la guerra contra Libertad que en cualquier otra cosa que sea peligrosa para los habitantes de la Zona. Se lo suplico, ya le he dicho la cifra y es bastante elevada para una sola persona.
– Más te vale. Volveré antes del 02 de Noviembre, espérame por estos lugares durante ese tiempo, aquí estarás a salvo de las disputas entre facciones; más al Sur hay una granja abandonada, iré allí cuando acabe con tu trabajo.
– Deber se lo agradece, amable stalker.



La base de facción de mujeres, Hela, no permite a los hombres entrar. Pocos han sido los afortunados que tuvieron que pasar las rigurosas pruebas para poder pasearse por la base, pero solamente acompañado de dos guardias cada uno. Esa noche llamaron a las armas a varias mujeres: un grupo de hombres quería entrar, y por la reputación de uno de ellos, necesitarían tener cinco guardias vigilando a cada varón.
Rosa e Ivana de nuevo fueron asignadas para vigilar a un conocido, el Shinigami. Al llegar a la entrada encontraron al hombre más peligroso de todos: Vladimir “pedazo de Animal”. Estaba nervioso, con ansias de ver a Nika. El asesino pudo pasar libremente, pero el Animal fue despojado de su mochila y sus armas; lo mismo sucedió con los demás. Vladimir fue esposado y encadenado, pero para mayor precaución, otro de los hombres tuvo el mismo destino de mano de dos guardias que acababan de llegar, era Aleksander Ivarovich. La facción femenina lo había estado investigando desde hacía ya un tiempo, su humor cambiante podía terminar en un nivel de violencia que superaba al límite humano, causando destrucción. La furia se hizo notar cuando fue esposado y escoltado hacia la arena. Ambos salvajes tuvieron que ser vigilados todo el tiempo. Tagu acompañó a las guardias que escoltaban al pobre Alek.
El resto del grupo, Vlad, Oleg, Hoffman, Ezequiel, Minkia, Zombi y el Shinigami, tomaron el camino al hospital, al segundo piso. Pero la doctora solo permitió pasar a dos; Vlad se coló, y Shinigami entró para vigilarlo; Ezequiel estaba iracundo por eso.

Mientras tanto, en el camino a la Arena, las guardias se desviaron hacia el Sur, tomando el camino al bar. Entraron y patearon a Alek hacia un rincón. Se dio cuenta de que las esposas que llevaba puestas estaban flojas, se liberó de las cadenas que lo apresaban.
Una voz lo llamó desde el fondo, distrayéndolo. Era un francotirador cercano al grupo, Alpana. Estaba rodeado de tres hermosas mujeres, festejando por una misión cumplida exitosamente. Las jóvenes más hermosas de la facción estaban allí.

– Alek, amigo, oí que lograste terminar tu misión en Yantar en una sola pieza. Ven con nosotros, yo invito la siguiente ronda.
– Infeliz, casi me matan del susto. –las supuestas guardias abrazaron a Alek y lo llevaron a una de las mesas mientras Tagu era rodeado por dos curiosas


Irina estaba junto con la doctora. Los signos vitales de Nika estaban inestables. Vlad se acercó para intentar acariciarla, su aroma le atraía fuertemente. Pero el cañón del arma de Irina estaba enfriando la frente del ruso. Él retrocedió con una mirada de disgusto.
Entonces, sucedió. El corazón de Nika dejó de latir.
Irina fue a buscar el desfibrilador mientras la doctora se apresuraba a buscar unas drogas para reanimarla, adrenalina y un par de cócteles. En un instante fugaz, Shinigami removió las sábanas que cubrían al desnudo cuerpo de Nika. Las garras doradas se hicieron presentes y atravesaron el esternón de la mujer, haciendo que el corazón se moviera muy lentamente, dejándola en coma en lugar de matarla; la tapó tan rápidamente que nadie se dio cuenta de lo ocurrido. Las garras desaparecieron.
Vlad comenzó a maldecir, pero Shinigami le profirió un puntapié y le dijo que hiciera RCP, el ejercicio de resucitación. El Animal lo hacía lo mejor que podía, pero ella no regresaba, lo mismo la doctora con las drogas. Entonces llegó Irina con el desfibrilador. La doctora tomó el control del aparato diciendo « ¡Despejen! » mientras el asesino salía de la habitación.
Sus compañeros se preguntaban qué había pasado, mas él respondió que no era “nada del otro mundo”. Nika salió por la puerta como nueva, era un milagro. El asesino se quitó un guante de su traje y puso su mano sobre la frente de la nipona preguntando si tenía fiebre aún. Era una excusa para controlar el estado del alma y el cuerpo de la mujer. Salieron del hospital. La nipona aún estaba algo mareada.
Unos meses atrás, Shinigami dijo haber visto en sueños a la hermana de Nika salir del Bosque Rojo luego de una emisión que golpearía al mismo Shinigami. Tras el suceso, Nika corrió en búsqueda de su hermana perdida. Pero no encontró a su hermana. Encontró a una mujer parecida, era una de las que fueron obligadas a convertirse en prostitutas, como muchas otras, que acababa de escapar. Nika se alegro al rescatar a esa mujer, mas estaba frustrada y enojada con el asesino porque esa mujer no era su hermana perdida, a pesar de que el Shinigami no tenía la culpa de eso por haber tenido una visión. Una ánimo depresivo comenzaba a surgir en Nika, pero ella no quiso hablar al respecto.
Un estruendo. Gotas de sangre salpicando. Una mancha de un fuerte color rojo estaba a los pies del Shinigami, y crecía con cada gota que caía, el hombre se retorcía de dolor, agachado mas sin caerse al suelo. Las alarmas sonaron. Sus doradas garras se hicieron presentes. Removió la bala que apenas había penetrado en el blindaje, pero estaba débil. Su visión se tornó borrosa, intentaba disimular el dolor, pero no podía, ya había recibido muchos impactos de balas, pero este había dado en un punto débil de su blindaje. Las partes del exoesqueleto frágilmente montado sobre su traje cedieron y cayeron en una lluvia de fierros sobre el cesped, devolviendo su traje a su estructura normal. Todo se volvió oscuro. Cayó.