Como ya se habrán dado cuenta, ésta es la modalidad de los primero textos que publiqué en la comunidad. Un comentario, el título y luego el texto. Con el tiempo, se volvió el "formato estándar" para publicar fanfiction de STALKER (a veces llamados "relatos", por la categoría del foro). Varios autores en los dos años anteriores al hackeo del foro, utilizamos este formato. Verónica fue la más reconocida, sus textos se basan en su estado emocional, escribía para "descargarse" y siempre nos decía, antes del texto, cuál fue el origen de su obra, como tener malos amores, o que se descompusiera su motocicleta.

Aquí va el segundo capítulo de mi saga, éste todavía NO es el Shinigami conocido en la comunidad; esta saga hace evolucionar al personaje con el tiempo. Espero que les guste.

Asesino Suelto

0900 horas, 4 de Junio de 2013, Avanzadilla Militar, Cordón, La Zona.

Shinigami se lanzó con gran velocidad hacia dentro del edificio, mientras los perdigones pasaban cerca de sus pies sin tocarlo. Tomó el AK 74 de un Teniente muerto al lado de la puerta, cargó las municiones y se posicionó.

Mientras tanto, Rick había lanzado una ráfaga de tres balas hacia la posición que el vehículo ocuparía un segundo más tarde. Una de las balas impactó contra el neumático, perforándolo, haciendo que estallara, mientras que el bandido experto perdía el control y chocaba contra un árbol.

Los cuerpos de los bandidos fueron despedidos por las ventanas del automóvil, las cuales no tenían cristales. El único bandido que no saltó por los aires era su líder, quien tenía el cinturón de seguridad puesto. Shinigami lanzó una bala apuntando a la almohadilla para la cabeza del asiento del conductor. El cuerpo del líder del grupo de bandidos regresaba a su posición original por inercia luego de haber sido detenido por el cinturón de seguridad. Cuando su cabeza golpeó contra la almohadilla, la bala del Shinigami entró en su cráneo por el medio de los ojos con una desviación de 60 grados, alojándose cerca del oído izquierdo. Su frente sangraba a borbotones y se había percatado de que no sobreviviría a eso, mientras todo se volvía negro y perdía la consciencia.

De los cuatro bandidos novatos, uno murió cuando su cabeza impactó contra el bloque concreto de la barricada de los militares. Los otros tres estaban aturdidos. Pero el asesino esperaba que ellos se pusieran de pie.

En ese momento, Rick dejó caer una lluvia de balas sobre dos de los ladrones que estaban juntos, fueron convertidos, por así decirlo, en queso suizo.

Shinigami salió del recinto y comenzó a caminar en dirección al último bandido que quedaba. Los hermanos fueron abajo y le quitaron la Chaqueta de Bandido al infeliz que se reventó la cabeza contra la barricada, pensaban entregársela a Sidorovich.

El asesino tomó la pistola, mientras el bandido se ponía de pie e intentaba correr, tropezando. Dos estruendos, fuerte como grandes truenos en tormenta, resonaron en el valle; Shinigami le disparó a ambas rodillas del bandido, rompiéndoselas e imposibilitando su movilidad. Mientras rogaba por piedad, el asesino se acercó y guardó el arma. Le preguntó dónde quedaba la edificación más cercana y éste le respondió de un grupo de edificios al este noreste del campamento de novatos, un portal, una casa y dos almacenes.

Cuando los hermanos alcanzaron a su guía, él ya había matado al bandido, cortándole el cuello.

– Vamos a desvalijar a estos tipos. –dijo Rick– No creo que les vayan a hacer falta sus cosas.

Los hermanos comenzaron a buscar objetos intactos de entre las posesiones de los bandidos.

– Mira, Rick, soy un bandido, voy a robarte tus cosas. –se burlaba John
– No seas idiota, y eso que tú eres el mayor. Pero deja la Chaqueta, podremos venderla a un buen precio. Ya quiero tener mi propio traje de Stalker, seré uno de los Stalkers más reconocidos del Cordón.
– Oye, pero no creo que duremos mucho tiempo aquí. Seguro habrá misiones que requieran que no internemos más en la Zona, así que debemos tener cuidado.
– Está bien. Pero no me gustaría ir mucho más al norte. Si llegamos cerca del centro… tendremos problemas. Oí a uno del campamento decir que hace como un año, se habían desactivado los aparatos seca-cerebros, haciendo más fácil llegar al centro; pero los mutantes también se dieron cuenta de eso y fueron ellos también.
– Tecnología seca-cerebros, eso suena serio… no quiero acabar como un zombie.
– Y no lo harán. –dijo el Shinigami poniéndose el impermeable que tomó del líder de ese grupo de ladrones– Bueno, mi gabardina será inútil, así que usaré esto. Con respecto al centro de la Zona. Yo no pienso llegar si no es necesario. De serlo, Sidorovich me ha contado que los científicos del lago Yantar lograron hacer dispositivos que protegen durante un tiempo de los efectos del “Cauterizador Cerebral”. La resistencia de esas cosas es fuerte, pero si quedas durante cinco minutos cerca de la fuente… el dispositivo cederá y te unirás a los zombies. Por eso debemos mantenernos cerca de los caminos de asfalto y, a la mínima señal de jaqueca, nos echamos para atrás.
– Me parece bien. –dijo John– Pero no sé si seguirás el camino con nosotros.
– Luego de terminar de pagarle a Sidorovich el traje y la PDA que me dio, tomaré unos edificios y haré una base de operaciones.
– Eso sería como una especie de refugio, y queda cerca del campamento. Sería ideal para los novatos. –Rick parecía animado
– De eso se trata. –continuó el asesino– Pero vamos a necesitar ayuda para preparar el lugar. Vamos, en marcha.

Cuando llegaron con Sidorovich, les dio dinero extra a los hermanos por las armas que le vendieron. Luego los hermanos se retiraron y buscaron al veterano para conseguir un par de misiones.

– Muy bien, Shinigami. Tienes suerte de haber encontrado estas armas y municiones extra. Si haces un trabajo más para mí, saldarás tu cuenta, porque ese traje que tienes es un regalo de mi parte por haberme traído estos papeles de la avanzadilla.
– Te escucho.
– A 250 metros al noreste…
– El portal, la casa, el almacén.
– ¡Exacto! Jajaja, que astuto. Bueno, los novatos quieren limpiar el lugar de bandidos. Tráeme lo que encuentres de valor allí y saldarás tu cuenta.
– Sidorovich.
– ¿Qué quieres?
– Quiero tomar ese lugar para los novatos, un refugio, y me fabricaré un escondite.
– Vaya, tenemos a un pequeño empresario. Eso es bastante ambicioso, ¿no crees?
– Ya me las apañaré.
– Pero aun más al Norte, hay una vías de tren y una vieja granja, que en el pasado fue una base oficial de los Stalkers. Habla con Fanatic, él es el veterano que te trajo ante mí. Si te apresuras, lo alcanzarás.
– Hecho.

Shinigami comenzó a correr a toda marcha subiendo la colina hacia el punto que había marcado en su PDA. Mientras avanzaba, se encontró con los dos hermanos.

– ¿Qué ha sucedido con el comerciante? –preguntó el menor
– Me dijo que le lleve todo lo que encuentre aquí y saldaré la deuda. –el asesino continuaban a una marcha un poco más lenta
– Entonces, ¿cómo hacemos esto?
– Lo mejor será dividirnos. –explicó Fanatic– Hay un camino del otro lado de las edificaciones, desde el Este, ellos no esperan que alguien venga de esa dirección, porque esa ruta viene del Valle Oscuro, un sector dominado por ellos, y el camino está lleno de mutantes y anomalías. Shinigami irá por ese lado, mientras yo inicio una distracción y ustedes dos me siguen de cerca. Cuando escuchen la balacera, acérquense desde el Sur, ahí donde está rota la cerca y el enorme agujero en el muro del almacén.
– Tengan mucho cuidado, –interrumpió el asesino– el bandido que el maté hace poco me dijo que aquí tienen un par de granadas.

Los cuatro Stalkers se posicionaron en la zona Sur de las edificaciones, Shinigami fue por el lado Este y entró en el almacén norte. Se subió en la parte trasera de una camioneta descompuesta. Colocó en su AK 74 el silenciador que tomó en la avanzadilla, del cual no le había contado a nadie. Uno de los bandidos estaba caminando por el patio. El asesino apunto a la cabeza del desprevenido ladrón y comenzó a deslizar su dedo por el gatillo del arma.