Novedades

STALKERHispano

Viernes, 12 27th

Last updateMar, 24 Dic 2024 4pm

Espacio donde florece el FanFiction, la escritura que ha sido inspirada por las aberraciones de la Zona.

TEMA: SeCh - 07 - El Ciervo

SeCh - 07 - El Ciervo 14 Nov 2010 18:27 #1072

  • SaigoTenshi
  • Avatar de SaigoTenshi
  • DESCONECTADO
  • STALKER Curtido
  • Mensajes: 264
  • Gracias recibidas 7
Bueno, aquí se termina de ver el resto de la Base de Hela.

Incluiré un mapa al final del texto.

Espero que les guste.




El Ciervo


1100 horas, 6 de Junio de 2013, Bar de Hela, Rostok, La Zona.

Dos mujeres con exoesqueleto cargaban el cuerpo del Shinigami. Lo llevaban a la parte trasera del Bar, pasando por masas de mujeres ebrias que deseaban tocar al hombre.
En la habitación paralela a la cocina, se encontraba la enfermería con estantes llenos de medicamentos y las mesas que fueron convertidas en camillas.
Sentaron al adormecido hombre en una camilla mientras le quitaban el traje y su camisa, desnudando su torso. La doctora de guardia, una de las cinco que había en la base de Hela, descubrió que la herida de la salida de la bala seguía abierta, así como la mayor parte del trayecto. Ésta aún sangraba y estaba cubierta de arena. De inmediato, ordenó que se buscaran un par de jeringas y ciertos medicamentos.
El asesino alcanzó a levantar lánguida mirada hasta que sintió un pinchazo dentro de su cuerpo, pero su fatiga de origen desconocido le imposibilitaba reaccionar. Habían inyectado un suero antibiótico dentro de sus venas en el interior de la carne del hombro a través del agujero de la herida, pues la bala que atravesó su hombro solo dañó el músculo, y no huesos. No pudo haber tenido más suerte.
Al cabo de unos segundos, recuperó la sensibilidad, solamente para percibir el dolor de los algodones bañados en una solución de agua oxigenada, partículas de plata y vodka que le quemaba la piel, limpiándola tanto de gérmenes como de arena. Se lanzó al piso retorciéndose en posición fetal, temblando tanto de dolor por la herida abierta cubierta de alcoholes como por el aire frío que se colaba en ésta.

– ¿Qué le sucede? – preguntó Ivanna
– Já. Ya puede sentir dolor otra vez. –le colocó una venda para cubrir el agujero
– C-c-ca-c-ca-ca-cállen-se. –tartamudeó él mientras adherían la venda a su piel– E-e-eso no fu-fu-f-f-fue nada. –temblando se ponía de pie, pero la doctora lo hizo sentarse de nuevo en la camilla

Cuando vieron que presionaba su nuevo artefacto Luciérnaga sobre su hombro en el lugar exacto donde había entrado la bala, pero que ya no quedaba rastro alguno, era demasiado tarde como para detenerlo. Estaba acelerando el proceso de curación.
La doctora resolvió inyectarle una dosis de medicamento anti-Rad y un caldo de vitaminas para ayudarlo a apresurar el proceso de restablecimiento. Pero había algo que ninguna notó. Ya bajo circunstancias normales, dentro de lo que cabe con dicho artefacto, su recuperación primaria había sido rápida. Había algo en él que lo estaba ayudando y no era normal; de por sí su metabolismo en cuestiones de piel era más acelerado que el humano promedio, junto con su Luciérnaga la velocidad del proceso se multiplicaba, aunque solamente él conocía ese secreto.

Estuvo allí, sentado durante dos horas, con la mirada hecha una mezcla de rabia, ironía, tristeza y paciencia. En ese lapso de tiempo los espasmos disminuyeron gradualmente. Sus ojos de iris café se clavaron en uno de los estantes y comenzó a leer los nombres de las etiquetas para matar el tiempo. No dijo palabra alguna en esas dos horas. Estuvo solo, con su coordinadora sentada a su lado. Ella, cabizbaja, se echaba la culpa en silencio, aunque en realidad ella no tenía que ver con eso, sino un descuido del Shinigami.
Al finalizar su pobre lectura de los nombres de los frascos, bostezó y comenzó a adormecerse de nuevo, los temblores habían cedido. La doctora entró en la sala, por curiosidad removió la venda lentamente. Quedó asombrada. Comenzó a retroceder sorprendida, asustada por la actual condición del varón. Ivanna no comprendía la reacción de la doctora; se puso de pie, fue del otro lado de la camilla y admiró el hombro del asesino. No había rastro alguno de la pelea. Como si nunca le hubieran disparado. Por curiosidad, ella tocó suavemente con las yemas de sus dedos esa zona de la piel del hombre. No hubo reacción adversa.

– ¿Qué demonios sucede allá atrás?
– A la… tú… desapareció la herida.

Él abrió sus ojos con asombro, duda y miedo. Conocía la causa de su recuperación exageradamente rápida, pero no debía revelarla. Bostezó de nuevo. Sin que nadie lo viera, presionó un punto de su cuello y comenzó a caer dormido.

– Creo… que usó toda su energía para sanarse, junto con el artefacto. –dijo la doctora– Será mejor que lo lleven al hospital.

En efecto. Hace tiempo, un patio cerrado se bifurcaba: del lado Sur había un par de habitaciones para los rangos altos y la líder de la facción, cerca de la entrada; del lado Norte, el Hospital. Hela había abierto accesos en el patio y construido una torre de agua. Todo el lado Este del patio contenía al Hospital, cuyo sótano albergaba un espacio alternativo para la líder de la facción, y las habitaciones para rangos altos un poco más al Sur; Todo el lado Oeste del patio tenía edificios donde se reunían las stalker femeninas; en el centro se podía ir al Bar al Sur o a la Arena al Norte. La mayoría del perímetros fue llenado de escombros para evitar el paso de mutantes y cualquier otro ser. Solo había entradas al Este y al Oeste.
Había algunas pocas mujeres, recientemente rescatadas. Todas tenían miedo de volver a ver a los hombres por un tiempo. Por ese motivo, el Shinigami estaba internado en el último piso superior del Hospital de Hela, el cual aún no había sido ocupado por ninguna paciente. Tenía guardias que rotaban cada tanto para vigilarlo las 24 horas, pero no sería necesario. Aunque eso no les quitaba el miedo de tener a un hombre amable pero peligroso entre ellas.

1500 horas.

Los pocos hombres que habitaban la base siempre eran vigilados por dos escoltas; los que trabajan allí no eran escoltados, pero siempre eran vigilados por una o más Hela de rango alto. Solamente había tres varones caminando por las calles a esa hora. Comenzaba a lloviznar. Todos ellos se encaminaron al Bar para refugiarse del clima. Las Hela, que estaban sentadas en los galpones sin terminar, disfrutaban el techo de estos, contándose chismes junto a la hoguera. Solamente las que hacían de guardia la pasaban mal por la lluvia ácida, por el medio a que les quemara su “piel perfecta” o les arruinara su manicura.
Desde la habitación donde estaba él, con vista al interior de la base, como todas las del pseudo-hospital, podía filtrarse la tenue música proveniente de los altoparlantes colgados alrededor de todo el patio, conectados a un equipo de música del Bar, ellos que aguantaron muchas cosas y aún podían tocar música de discos viejos encontrados en casas abandonadas.
Él, había sido despojado de sus ropas. Solamente su ropa interior tenía puesta. Estaba envuelto en varias sábanas para protegerlo del frío. Despertó al oír una dulce voz que repetía su apellido. Era Nika, quien se dirigía a él siempre en japonés; solamente cuando otra persona se acercaba, ella hablaba en ruso de nuevo.

– Tenshi… Tenshi… ¡Despierta maldito imbécil! –lo abofeteó

Se levantó tomando una gigantesca bocanada de aire, pero no se había dado cuenta de que en ningún momento, desde que fue capturado por Hela, su paño rojo le fue removido del rostro, por lo que su casi máscara le impidió tomar el aire requerido para sobreponerse de la inminente asfixia.
Tomó el paño y, con fuerza, lo removió de su rostro lanzándolo fuera de la cama, mientras ponía sus manos abiertas a poco más de dos centímetros del rostro para poder respirar, pero evitando que le vieran.
Al recuperar todo el aire que necesitaba, se colocó el paño de nuevo y comenzó la tarea de vestirse.

– Nika… casi me matas.
– Lo siento, Tenshi-san.
– Pero deja las formalidades, dime Shinigami.
– No es un nombre bonito como para andar repitiéndolo. Me gusta más tu apellido, Ángel. –ella sentía conocerlo de toda la vida, era como un hermano menor, y solo ella, en toda la Zona, conocía los únicos datos significativos sobre él, su apellido y parte de su rostro– Además… hace mucho, Pitonisa, la primer Stalker femenina, podía adivinar el futuro con mucha precisión, me dijo que un día, un ángel llegaría blandiendo una katana, un ángel de la muerte. Su katana rompería las cadenas que atan a las mujeres a este mugroso infierno llamado la Zona. Hasta ayer, creía que solo era solo un cuento. Y hasta ayer, creía que yo era ese ángel. Ahora sé que somos nosotros dos.
– Ya veo por qué son tan amables conmigo. Sin embargo, sé que vienes por otra razón más.
– La misión. Te conseguiremos un escolta que te devolverá al Vertedero si completas la misión.
– Muy bien, pero antes quiero hacer otras cosas aquí. –dijo al frotarse los ojos– Necesito vender todas las cosas que junté en el camino.
– Eso lo harás después, cuando te den de…

La doctora entró en la habitación. Firmó un papel y dio de alta al varón, «puedes irte». Él comenzó a juntar sus cosas sabiendo que debería partir para ayudar a su nueva amiga, si es que se la podía llamar así.

– Por curiosidad, Nika… ¿Tienes una foto de tu amiga perdida?
– Te enteraste. Bueno. –ella le entregó una vieja fotografía– Llevo cinco años en la Zon…
– Es ella. –interrumpió– Creo que es ella, no estoy seguro… La chica de mi segunda visión.
– ¿De qué demonios hablas?
– Antes de la última batalla, tuve una premonición: habría una emisión y yo estaría en ella. La segunda visión fue en el tiempo en que estuve inconsciente durante esa batalla: vi a una mujer corriendo, alejándose del Bosque Rojo. Se parece a la mujer de tu foto –devolviéndole el papel a Nika– pero no estoy del todo seguro.
– ¡¿¡Cuándo y dónde!?!
– No lo sé. Solo veo escenas, no fechas ni relojes. Todas mis visiones son de futuros cercanos. Luego de la emisión, la mujer escapará, viva. Lo que me preocupa es que vaya corriendo.
– Mierda, me voy contigo. Es muy peligroso lo que dices, pero quiero asegurarme de que es verdad. Quisiera creer que es verdad.

Él no encontraba su traje de Stalker, lo buscaba desesperadamente. Ivanna irrumpió trayendo un paquete.

– Ya despertó el muerto. Saludos. Tu “club de fans” se apoderó de tu traje de Stalker, y… bueno, será mejor que veas.

Shinigami tomó el paquete. Era algún objeto relativamente mediano, envuelto en un paño negro. Al abrirlo, vio que era un traje SEVA de hombre, milagrosamente de su medida, pues él tenía 1,94 metros de altura. Estaba en perfectas condiciones y relucía como si estuviera recién sacado de la fábrica y aclaró «Cuando llegamos a esta base, encontramos ese traje, es lo único que hay para hombres». Al observar el casco vio su parche de Apocalipsis en una especie de bolsillo traslúcido, como los que tienen las billeteras para guardar identificaciones. Se puso el traje. El asesino los colocó los artefactos en su cinturón, a excepción del Copo de Nieve. Notó, entonces, que su gabardina marrón no estaba y él no quería utilizar la roja que se había traído, pues era para llama la atención cuando hacía sus peligrosas acrobacias en persecuciones dentro de los edificios y, a campo abierto, llano y casi desierto de la Zona sería inútil. Vio la tela que envolvía al SEVA, era su gabardina de bandido, pero teñida de negro, para rendirle culto al nombre “Shinigami”, el Dios de la Muerte.

– Se los agradezco enormemente. Ahora solo debo vender las armas que junté en el camino y podré ayudarles. Ustedes han sido las personas más amables que encontré en toda la Zona. Haré todo lo que esté a mi alcance para cumplir la misión que desean darme.
– Perfecto. –dijo Nika– Dos escoltas te seguirán, yo también iré. Tu misión es encontrar a cierto Stalker, Porky, y robarle toda la información que puedas. Creemos que sabe algo acerca de las chicas que son traídas por la fuerza a la Zona, como nosotras. Una vez que hagas eso, debes matarlo y entregar a las guardias de Hela todas las pertenencias del sujeto. Según nuestros radares, está en los Almacenes Milita… t-tu visión.
– Cuando yo intente quitarme el casco del traje, ocurrirá en el orden que te dije.
– Debemos llegar cuanto antes.

Se puso la gabardina de bandido con la capucha de ésta encima del traje SEVA. Luego se colocó la mochila y las armas colgando de cinturones. Comenzó a correr bajando las escaleras a toda velocidad. Apenas vendiera lo que no le fuera necesario, saldría hacia los Almacenes Militares al Norte de su ubicación.
Nika comenzó a correr detrás de él, sabiendo que pronto volvería a ver a su amiga y podrían largarse de ese maldito infierno.




Mis cuentas de DeviantArt: Arte y Diseño
Última Edición: 17 Nov 2010 02:12 por SaigoTenshi.
Necesitas estar registrado para postear. Hazlo siguiendo ESTE ENLACE.
Está aquí: Inicio Foros