Bueno, voy a apresurarme en publicar esto. El resto de la semana tengo que estudiar porque la otra semana tengo exámenes finales, muy difíciles.
Espero que les guste.
Control
1632 horas, 6 de Junio de 2013, Sur de los Almacenes Militares, La Zona.
El cielo se encontraba despejado una vez más. Un frente frío del Este traía nubes normales. El Shinigami tenía sus ojos de una forma extraña. Una de sus escoltas, Rosa, un poco más tranquilizada, intentó describirle al varón cómo se veían sus ojos.
– Lo entiendo. Así que él… Miren, les pediré que guarden un secreto. Tres fantasmas me acompañan. –tomando en cuenta lo que sucede a diario en la Zona, esto parecía normal– Lo único que deben saber es que no de los fantasmas que me acompañan hace esto, me pone los ojos así, y me convierte en su marioneta. Pero la emisión debió haber causado que yo pudiera manipular sus poderes.
Se colocó su máscara de calavera, su casco del SEVA y la capucha de la gabardina. «Les pido que me lleven de regreso» rogó. Sin decir una palabra, lo cargaron de la misma manera en que lo llevaron el día anterior en el trayecto de la Arena al Bar. Él iba cabizbajo, solo podía escuchar.
A lo lejos, se divisaba un hombre de buena complexión. Su musculatura había sido trabajada por los años en la Zona. Se le conocía como Vlad. Era uno de los pocos Maestros Stalkers. Solía organizar incursiones y cuidar de los principiantes. Pero el motivo de su cruce con las Hela era distinto. Buscaba a su amiga, Nika.
Las mujeres que llevaban al cadavérico asesino les contaron lo sucedido y el Maestro comenzó a correr hacia el Norte tan rápido como se podía.
El grupo avanzaba. Las Hela tuvieron que pagar un peaje para ingresar a Rostok desde el lado Oeste, pues era territorio de Mercenarios. Una vez fuera del territorio de los “azules”, se encontraban en un espacio amplio, con un helicóptero destruido en el centro. Desde el túnel, comenzaron a surgir tres jaurías de pseudoperros lideradas por un Perro de Chernobyl, aquellos que pueden proyectar imágenes en la mente de sus víctimas para confundirlas.
Las bestias avanzaban sin tregua, destruyendo los obstáculos a su paso. Hicieron contacto visual con el pequeño grupo que avanzaba a refugiarse. Rosa volteó. Observó como uno de los mutantes saltaba hacia ella abriendo sus mandíbulas.