Este relato es algo así como una continuación de Despertar en la ZonaDespertar en la Zona Aunque si bien de momento no es una continuacíon directa está relacionado. Si leyeron el arterior ya saben que la historia es un poco rara, pero rara sin "mágia ni lucecitas de colores" (como dijera Chubu )...bah, alguna lucecita de color va a haber, pero no más allá de lo que se puede esperar de la Zona.
Esta es la primera parte de lo que sería el 2do capítulo, el cual está conformado de 4 partes. luego de esto viene un 3er y último capítulo, que creo que va a ser en una parte. Cuando reedite la siguiente parte la subo.
Descender en la Zona
I
Supongo que podría decir, sin equivocarme, que este cambiará nuestras vidas. Al fin una posibilidad de realizar estudios verdaderos sin tener que esperar las decisiones de esos recalcitrantes burócratas. Por lo poco que me han contado y lo que he visto en los informes, el lugar no es ningún paraíso, pero la oportunidad de estudiar esos fascinantes artefactos, e incluso poder sacar algunos de “La Zona”, si lo es. Además no pretendo engañar a nadie y mucho menos a mí mismo, esta es mi vocación, nuestra vocación, aunque el pago de este trabajo se lleva un buen porcentaje de la razón. Podremos reabrir nuestro laboratorio luego de esto, quizás uno mejor que el anterior.
Me aseguraron que no debía llevar nada de equipaje, sólo lo imprescindible, y la verdad mi equipaje siempre ha sido sólo lo imprescindible. Lo único que me importa tener a mi lado es a ella y aquí está, sentada junto a mí, sonriéndome como si en precisamente estuviera viajando al paraíso. No obstante me costó trabajo convencerla, pero creo que iría al mismo infierno por seguirme, y lo mismo haría yo por ella. Las probabilidades matemáticas de encontrar una mujer con ella escapan a mis capacidades de cálculo.
El piloto me ha dicho que faltan 15 minutos de vuelo y estaremos aterrizando en el helipuerto del bunker científico. Cuando logre establecerme retomare este diario.
Laura. ¿Dónde estás?!.
Es una noche muy cerrada, dijeron que el viaje en helicóptero sería seguro, pero algo ha golpeado la nave y nos hemos estrellado. El fuego me permite ver algunas formas en la oscuridad, aunque no veo a Laura por ningún lado. Ella estaba junto a mí, pero su asiento está vacío, tal vez ha logrado salir. He tenido mucha suerte al no resultar herido, siento un leve dolor en mi pierna izquierda, pero nada grave, nada roto. Seguro dolerá más cuando el nivel de adrenalina comience a disminuir, pero ha sido un precio muy barato, a diferencia del que han pagado el piloto y su acompañante. Luces rojas dibujan intermitentemente el contorno de sus entrañas colgando de los cristales rotos como macabras guirnaldas. Imagino que el resto de ellos debe estar afuera. Nuestro custodio no ha corrido mejor suerte, el puñal con el que ha venido jugando todo el camino terminó clavado en su garganta. Pero ellos me importan muy poco en este momento, ahora lo único que quiero es encontrar a Laura.
Quito el asiento que presiona sobre mí, por suerte nos han hecho poner estos trajes de protección, aún así me cuesta un poco respirar, pero al igual que con mi pierna, no hay nada de que preocuparse. Logro salir hacia el exterior, al principio creí que el ambiente rojizo era por el fuego, pero ahora veo que las llamas están extinguiéndose. Es el cielo. El informe nombraba irregularidades en el cielo, pero esto es increíble, “fascinante” diría en otro momento.
Laura! – grito su nombre pero no hay respuesta.
De repente comienzo a sentirme pesado, el suelo gira sobre mí, no puedo ver con claridad. Hay luces acercándose entre los árboles. ¡Nos han visto y vienen a rescatarnos!. No puedo mantenerme en pie por mucho tiempo más, vuelvo a gritar su nombre, pero ya no sé si ha salido de mi boca o de mi mente. Intento aguantar un poco más, lo suficiente para advertirles sobre ella, pero las luces ya no se acercan, parecen curiosos que acuden a un accidente para no hacer más que mirar. Me derrumbo en el suelo gritándoles que la busquen y antes de perder la consciencia comienzan a acercarse, ya no puedo moverme, solo observar, continúan acercándose muy lento. Ahora sé que no son linternas, son dientes, enormes dientes y ojos fantasmales. Me desvanezco antes de poder ver más.
Laura esta junto a mí. <<
No me parece una muy buena idea y mucho menos unas “vacaciones” como dices, pero ya sabes que te seguiré a donde vayas. Es lo que nos prometimos, ¿verdad?>>. Ella dice lo que yo esperaba oír, al menos en parte. La beso en la frente y le digo que todo va a estar bien, que sólo estaremos en este lugar el tiempo necesario, no más. <<
Cumpliré el contrato y retomaremos nuestras vidas, no volveremos a estar bajo las condiciones de este gobierno, ni del nuestro, ni de ningún otro país o grupo privado. Reabriremos el laboratorio con capitales propios y trabajaremos bajo nuestros términos>>. Ella sonríe, pero poco hay en esa sonrisa de aquella que me enamoró una vez y continúa enamorándome todos los días.
De pronto me aparto un segundo del encanto de sus ojos y noto que estamos en un laboratorio, parece el mismo en el que tomábamos las clases del Profesor Romero en la universidad. Es de noche y afuera ruge una tormenta, me asomo a la ventana. Otra vez ese extraño cielo rojo. Volteo a decirle a Laura que deberíamos quedarnos dentro en el momento justo en el que ella sale por la puerta. Le grito y salgo detrás suyo, veo su silueta borrosa internarse en la niebla, teñida de sangre, que parece haber descendido del cielo a cumplir su misión. No puedo perderla otra vez! Corro, pero vuelvo a sentirme pesado, unos pasos más y es solo la inercia la que me mantiene avanzando, hasta que un golpe invisible me lanza por el aire y todo se vuelve rojo.