Continuación de Descender en la Zona (Parte 1/4)
En esta parte terminé reescribiendo más que en la anterior, como siempre, con el paso del tiempo uno ve muchas cosas que no vio en su momento. Quizás incluso habría hecho mucha más edición pero sinceramente no quise invertir mucho más tiempo en este relato. Por cierto, la inclusión del "moho" (ya van a sabr de que hablo), el cual no aparecía en el original, podría decir que fue una desición del propio relato, pero me gustó y decidí dejarlo.
II
Laura!!!
Despierto gritando su nombre, las criaturas no han sido más que una alucinación a causa del shock. Mi mente aún está dando vueltas, el aire se siente espeso, me cuesta respirar y de pronto recuerdo que el traje cuenta con un equipo respiratorio de circuito cerrado, por lo cual me obligo a volver. El aire dentro de la nave es aún más viciado y nauseabundo, de inmediato descubro su procedencia, el custodio luce un avanzado grado de descomposición. El cuchillo a caído de su garganta y de su boca abierta cuelgan hilos verdes, como si alguien lo hubiese llenado de algún tipo de moho hasta el tope. Aún no estudio los fenómenos de este lugar, pero algo así debería tomar días. ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?, no puede ser mucho, nos estaban esperando, alguien tendría que haber venido a buscarnos, el helicóptero debería contar con algún sistema de rastreo, aún…Algo brilla a mis pies, el casco, lo tomo y como puedo me lo coloco. Permanezco en el lugar tratando de cambiar el aire en mis pulmones, aclarar mi mente y buscar algo que pueda serme útil, un arma quizás. Veo un botiquín colgando encima del que era mi asiento. Estoy seguro de no estar herido, pero no sé en que condiciones se encuentre Laura. No veo armas, lo único es el cuchillo que ahora descansa en las manos del custodio, ningún arma de fuego…aunque jamás he disparado una. Me acerco a él, podría jurar que percibo su peste a través del casco, miro el cuchillo, la hoja está cubierta del mismo moho, dudo unos segundos y lo tomo. La piel de sus manos se desgarra adherida al metal y de los músculos expuestos vuelve a brotar esa extraña sustancia verdosa. “Este lugar debe estar MUY contaminado” pienso mientras diviso el casco del traje de Laura. El custodio llevaba consigo una mochila, por suerte no puesta, la tomo y reviso su interior. Varios mapas (nunca fui capaz de leer un mapa), latas de bebidas y comidas, dos botellas de vodka, algunas vendas, una palm que ha resultado dañada, varias revistas pornográficas y una ridícula cantidad de condones. Creía que no había mujeres por aquí…o tal vez hayan cambiado de gusto. De pronto me asusta mi propia risa retumbando dentro del casco y me siento culpable de estar riendo sin saber que ha sido de Laura. Quito las revistas, los condones y las botellas de vodka de la mochila y coloco el casco. Tengo que encontrarla rápido. Miro hacia el frente, pensando en que quizás el piloto llevaba un arma, pero el extraño moho ha hecho estragos cubriéndolo casi todo. No tengo intensiones de meterme allí y no puedo perder más tiempo.
Me detengo a unos metros del helicóptero intentando intuir qué dirección tomar, la oscuridad parece haber retrocedido un poco o mi vista ha comenzado a adaptarse, pero mi experiencia al aire libre es muy escasa y tratando de rastrear a alguien, nula. Miro hacia todos lados buscando alguna pista. En suelo hay varias marcas, huellas de animales, no muy grandes. He visto las fotografías en el informe y se que no quiero encontrarme con la fauna local, no en estas condiciones. De pronto veo algo rojo colgando de una rama, es la cinta que sujetaba el pelo de Laura, esa es la dirección que debo tomar. Me angustia no saber si ella a huido de algo o si se la han llevado, de repente los condones del custodio vienen a mi mente, pero de inmediato borro la imagen antes de que mi imaginación se sienta con derecho a libre expresión. Guardo la cinta en la mochila y emprendo camino.
Llevo al menos diez o quince minutos caminando, no sé exactamente cuánto he avanzado ya que la oscuridad de bosque no me deja ver mucho mas allá de mis propios pasos. Esperaba percibir las luces de alguna instalación a lo lejos, pero el horizonte es más oscuridad. Camino despacio tratando de no tropezar con nada y de hacer el menor ruido posible. Me he atrevido a gritar su nombre un par de veces cada tanto pero el miedo y la visión de aquellas fotografías me invade cada vez más. Siento como si caminaran a mí alrededor. Llego a una hasta roca, ya no estoy seguro de estar siguiendo la misma dirección que Laura pero no puedo permanecer quieto y a esta altura no sabría como volver al helicóptero, imagino que el fuego ya se habrá extinguido por completo y no podré localizarlo o que el moho lo ha engullido todo. Voy a seguir adelante, tarde o temprano tendré que dar con algo.
De repente un gruñido, intento creer que lo he imaginado, pero se escucha una vez más. De inmediato me agacho detrás del tronco de un árbol caído tratando de deducir desde qué dirección proviene. Observo frenéticamente hacia todos lados sin poder ver nada, hasta que detecto un leve movimiento. Frente a mí, al pie de una roca, veo algo, una persona tirada en el suelo. Me quedo helado pensando en que es Laura, pero es demasiado grande par ser ella. Me acerco a paso lento, no se mueve ni emite sonido. Cuando me inclino para hablarle entiendo la razón, su rostro está destrozado, parece que algún animal se ha hecho un festín con el pobre. Mientras hago lo posible por no vomitar dentro del casco, reviso si tiene una radio o algo con lo que pueda comunicarme, pero parece que no soy el primero que ha pasado por aquí, creo que han saqueado sus pertenencias, solo encuentro una pequeña linterna y una pieza de pan dura y mohosa. Presiono el encendido de la linterna y al instante me arrepiento de haberlo hecho, apunta a la cara del desgraciado y veo como ahora es el turno de unos extraños gusanos para darse el festín. Tiene poca batería. No sé que es peor, esta luz mortecina o la completa oscuridad, pero de todos modos me la quedo.
De repente otra vez aquel gruñido corta el silencio y caigo en cuenta de que este pobre en el suelo no pudo ser el emisor, alguien o “algo” más debe andar por aquí. Escucho pasos acercarse, apunto con la linterna pero no es suficiente. Una silueta se dirige hacia mí, por su caminar es alguien herido, habla pero no entiendo lo que dice. He estado estudiando ruso y ucraniano durante los últimos meses pero no logro entender una sola palabra. Continúa acercándose y ahora la luz alcanza sus pies. Alzo el haz, uno de sus brazos parece estar unido sólo por los jirones del traje, en la otra mano lleva un arma, un gran rifle de algún tipo. Me observa con la mirada perdida, vuelve a gruñir y dispara contra mí. Por suerte ese brazo no estaba en mucho mejor estado que el otro y al disparar, no sólo no me da, sino que sus huesos suenan a que algo se ha roto. Lo que ahora sé que es un zombie mira el arma en el suelo y a mí, una y otra vez, como si no supiera que hacer. Al mismo tiempo ambos decidimos arremeter contra el otro, la enorme hoja del cuchillo se abre paso debajo de su mandíbula hasta el cerebro. El zombie cae desplomado, otro principio de vomito surge al oír su cráneo golpear contra una roca y romperse como una sandia contra el asfalto. Cuando estoy seguro que el contenido de mi estomago seguirá donde debe, lo reviso, tampoco lleva nada que sirva. Tomo el arma que traía y entiendo porque se le escapó de la mano, es bastante más pesada de lo que esperaba. Espero no tener que usarla, principalmente porque no sé como, pero creo que voy a sentirme más seguro con esto que con el cuchillo, aunque un cuchillo puede resultar útil para muchas cosas que un arma de fuego no. Luego de una pequeña inspección al arma descubro que lleva una linterna, pero de todos modos no funciona, parece que estoy condenado a avanzar casi a tientas. De pronto la desesperación por encontrar a Laura crece aún más, si ella se encontrara con uno de estos zombies no se que podría pasar.
a mí no me convence del todo, pero ya estoy en el baile... 
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